Los 9 años siguientes
los pasé trabajando en Altamira y en la Transamazónica, en la Prelatura del
Xingu, una Iglesia particular con unos
330.000 Km2. Que diferencia de Rio de Janeiro para el Rio Xingu, metido dentro
de la Selva Amazónica.
Los cuatro años
siguientes trabajé como Vice Rector y acompañante pastoral de 45 Seminaristas
del Seminario Mayor Inter diocesano, de seis diócesis de del Regional Norte II,
de la CNBB. Nuestros seminaristas estudiaban
Filosofía y Teología Instituto Regional de Pastoral,(IPAR), con un semestre dedicado a lo académico y
otro a la Pastoral. Podría parecer un pérdida de tiempo, más en
verdad esta dinámica hacia que los seminaristas no se desarraigasen de su lugar
de origen tuviesen motivaciones para profundizar en lo académico . En la semana
de evaluación que se hacía después de las practicas pastorales, nos confirmaba
que esas prácticas estimulaban a nuestros seminaristas a dedicarse a lo académico con mayor ahínco pues sentían
lo necesario que era el estudio serio para corresponder a las exigencias y
necesidades del pueblo a quien, ya
sacerdotes, deberían servir.