14 oct 2014

AFRICA EN EL CORAZÓN...

Sólo se entiende que estas dos personas hayan muerto por el letal virus del Ébola, si partimos del hecho que llevaban a África en su corazón. Conocidos de la mayoría de los lectores Miguel Parejo de Toledo y Manolo García de León, ambos hermanos de la Orden Hospitalaria de San Juán de Dios, han perdido su vida en África, aunque repatriados fallecieran en Madrid.

A nuestro vecino continente se puede ir a muchas cosas: conocer, trabajar, viajar, por deporte, negocios, aventura cada quien sabe a qué ira. Hoy son muchas las multinacionales que van a implantar el voraz e inhumano neoliberalismo buscando los metales, diamantes, las materias primas, el coltán, oro negro y dorado, productos agrícolas, mano de obra y jóvenes talentos preparados. Todo les importa menos África y su gente. Para algunas personas despiadadas que representan interés mercantilistas, África es el continente donde se puede pescar barato, olvidándose de Derechos Humanos y derechos laborales. Para algunos más inhumanas-los señores de la guerra- es el continente donde todavía se pueden vender armas….Me duele enormemente que estemos fomentando esto en un continente a 14 km de nosotros como recuerda fenomenalmente la película del mismo título. Tremendas injusticias en el siglo XXI.
Pero me gustaría hablar de los que han ido para quedarse: Manolo, Miguel, Regina, Tere, Roberto, Mari Luz…y así podía estar escribiendo el nombre, casi trescientos cincuenta paisanos, misioneros-as leoneses-as, que han ido para quedarse, para encarnarse- palabra hermosa- para permanecer, para aprender y recibir. Estos si saben lo que es África, saben lo que el corazón de África y el amor de sus gentes. Estos sí, que se han enamorado de África, no de sus perlas, ni de sus diamantes, ni del oro negro o rubio sino de sus pobladores, de sus nativos. Nadie conoce un pueblo hasta que no se enamora de su gente, y nadie se enamora de su gente hasta que no es su servidor, hasta que no se siente más pequeño que ellos. Amor es lo que hay en el corazón del misionero, de los cooperantes, de los colaboradores.
Si Manolo y Miguel, como otros tantos dejaron su vida allí-que ojala no hubiera sido así- porque la gente los necesitaba vivos, fue por la sencilla razón que a estos pueblos empobrecidos, vitales y alegres los consideraban más importantes que su propia vida. Porque estaban convencidos que lo que estaban dando era muy inferior a lo que recibían. Cuando en la misión entregamos todo el esfuerzo, el sudor, la alegría, los riesgos, no es comparable con el cambio del corazón que se produce en nosotros. Es más lo que recibimos que lo que damos…así de sencillo.
La misión se basa en la gratuidad y el agradecimiento…en el cambio, en el crecimiento de las personas, en la trasformación de la realidad, en la presencia de la justicia, en el desarrollo de la mujer, en la implantación de libertades, en la vida nueva implantada en este mundo por un Dios que envió a su Hijo-Jesús, como misionero, que también conoció la muerte por el letal y mortífero virus, otro Ébola que en aquel momento se encarno en forma de poder, de envidia y de injusticia.
Distintos escenarios la misma realidad: nada hay sin amor.
Julio Falagan

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