31 may 2013

“… POBRE Y PARA LOS POBRES”

Publicado en la sección Tribuna del Diario de León del día 29 de mayo de 2013
Me gustaría empezar este pequeño artículo con una de esas parábolas que se cuentan, mezcla de enseñanza, anécdota, chiste, lección, consejo. Dice que en una comunidad, lógicamente rural, había un señor con fama de consejero, sensato, prudente y muy avispado, de esos que conocen siempre muchos agujeros por lo tanto el gato nuca les pilla. Se acercaron dos jóvenes más bien adolescentes y decidieron hacer de felinos ante tan experto ratón. Le dijeron sabemos de su fama de consejero, pero igual también de embaucador y algo mentirosillo, queremos hacerle una pregunta a ver si nos contesta con acierto. En esta mano tenemos un pajarillo, ¿Lo ve? Escondo mi mano hacia atrás y le pregunto ¿cómo está el pajarillo: vivo o muerto? La astucia estaba clara si decía vivo le apretaba con fuerza hasta espachurrarlo y si decía muerto le permitía salir volando… no había escapatoria, ¡hasta ahí llegaba el anciano consejero! Aceptó el reto de jugarse en una sola actuación su prestigio y simplemente le dijo, si querés te respondo ya: “El pajarillo está como vos querás que esté”.
Quiero partir de este argumento, aunque no siempre la mayoría de las cosas están como nuestra libertad lo haya decidido, habitualmente así es. Somos libres -a veces apuntillamos: en la medida que nos lo permiten- para poder elegir. Igualmente somos fruto a la vez que “víctimas” de la cultura en la que vivimos y en la que va vehiculada nuestras ideas de persona, familia, sociedad, trabajo, escuela, educación y religión o espiritualidad. Una cultura neoliberal en extremo, que a la mayoría nos ha ilusionado o invadido en calidad y cantidad, y que cuando estaba en el vértice del bienestar y del disfrute, ha decido empezar a pasar factura empezando por los últimos, por los más débiles… lo de siempre, la cadena social se rompe por el eslabón más débil. 
Venido del continente de la esperanza a pesar de estar empobrecido, muy conflictivo, con una fuerte desestructuración social, golpeado por la pobreza, el capitalismo y los gobiernos populistas, el obispo de Roma ha hecho una llamada a su grey. Francisco ha invitado a la iglesia a una profunda transformación: “una iglesia pobre y para los pobres”, si quiere ser creíble y testigo del mensaje que proclama en este siglo XXI, esta última parte de la frase es de mi cosecha. Es imprescindible para su identidad una iglesia pobre, próxima y servidora, gestora de la conflictividad de los más pobres, ésta es su única carta de identidad, y creo que desde ahí apuntamos a la solución.Ahora tenemos que lamentar millones de personas en el desempleo, especialmente jóvenes, emigrantes humillados que se han tenido que regresar, familias desahuciadas, que han perdido sus casas y algunas personas su vida, trabajo en condiciones cada vez más precario que se resume en el tópico “si no te gusta hay muchos esperando”, impuestos que suben y servicios que se recortan, el temor por el futuro de las pensiones y la cobertura social, todo esto fruto de un sistema que prometió y aseguró riqueza y bienestar para todos y todas. Un sistema que tuvo y tiene a sus mejores embajadores en nuestros políticos de uno u otro signo, banqueros, gestores, patronal y en nuestros gobiernos o “desgobiernos”. Pero lo más grave de todo es la idea sembrada de individualismo, “ese no es mi problema”; sólo me preocupa cuando llega a mi o a mi familia de sangre. Lentamente se ha minado el sentido comunitario… ya no nos necesitábamos. 
Me preguntó, ¿sería posible apuntarse a una nueva cultura dónde la persona fuera el centro, lo importante, más social, solidaria y comunitaria? Me parece que la única solución no está en consumir más para producir más y gestionar más puestos de trabajo. Seguimos viendo el nivel de enriquecimiento de minorías en plena crisis, los sueldos y las pensiones de algunos privilegiados… ¡¡¡pero ¿no sentirán vergüenza cuando se publica lo que ganan y “las pensiones a las que tienen derecho”?!!! Hasta cuándo los empobrecidos van a soportar el empoderamiento de autoridades, banqueros, grandes empresarios o sociedades anónimas, paraísos fiscales y rollos macabeos, que sólo sirven para humillar a tantas personas que quieren vivir y salir de esta crisis global. Crisis de la que son víctimas, resultado de las grandes fiestas y orgías de los que nos han gobernado y de la indiferencia de una clase media que nos deleitábamos más mirando para arriba que hacia los de abajo. ¿Por qué no podemos parafrasear igualmente una sociedad más pobre y para los pobres? Digo pobre, no empobrecida. La esperanza de cambio está precisamente en la fuerza, en la creatividad y en la solidaridad de los últimos de cada estructura, unidos desde la pobreza y en la solidaridad. Solamente quien ha experimentado y sufrido las consecuencias de la noche puede esperar un nuevo amanecer, aunque no será fácil. 
JULIO FALAGÁN
DELEGADO DE MISIONES DIOCESIS DE ASTORGADiario de León, 29.5.2013

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