12 nov 2012

El terremoto de Guatemala vivido por dos misioneras

La H. Mª Jesús del Riego Manceñido, natural de Valdefuentes del Páramo y la misionera laica de Pamplona Ana Aguado, actualmente realizando su actividad misionera en el Departamento de San Marcos centro del último terremoto en Guatemala, nos cuentan su experiencia en este desastre.


OMPRESS-GUATEMALA (12-11-12) El pasado miércoles, 7 de noviembre, tuvo lugar en Guatemala un terremoto de 7,3 grados en la escala de Richter. No fue tan destructivo como el tristemente recordado terremoto de 1976, que causó más de 20.000 víctimas, pero se cree que más de medio centenar de personas han perdido la vida, ha habido numerosos heridos y más de un millón de afectados.
Ana Aguado, misionera laica de la diócesis de Pamplona que está en el departamento de San Marcos – una de las zonas más afectadas, puesto que el epicentro se localizó en la costa del Pacífico frente a este departamento guatemalteco –, nos ha escrito contándonos cómo se han quedado sin luz y cómo ella tuvo que “salir fuera de San Marcos, al médico, pues me cayó una pared encima, y los hospitales estaban llenos, así que me llevaron fuera”. Los daños materiales son muchos, cuenta Ana, que agradece todas las oraciones por los afectados.

La hermana María Jesús del Riego, una misionera leonesa de la Congregación de las Hermanas del Amor de Dios, en el Quetzal, también en San Marcos, ha dado las gracias “por vuestra cercanía, por vuestro apoyo moral, por vuestros deseos de apoyar”.

“Hablar de nosotras o de las pérdidas materiales sufridas en la parroquia cuando en lugares cercanos hay familias que han perdido a sus seres queridos, están desaparecidos, se han quedado sin casa o éstas han quedado muy deterioradas, me parece insignificante”, señala la misionera, que en el momento del terremoto se encontraba en la ciudad de San Marcos, asistiendo a la Asamblea Diocesana, en la que sacerdotes, religiosas, religiosos y laicos, en total unos 200, estaban revisando juntos la marcha de la diócesis. “Estábamos en el momento del refrigerio fuera del edificio, cuando sucedió”, cuenta la hermana María Jesús. “Muchos nos sentamos en el suelo, escuchando fuertes ruidos dentro de uno de los salones de reuniones. Al cesar de temblar quedamos sorprendidos: el techo falso cayó totalmente armando una densa polvareda. Todos intentamos ponernos en comunicación con nuestras casas, pero no había señal de teléfono ni luz. Donde estábamos hicimos una oración por todos los damnificados y se dio por terminada la Asamblea. Atravesamos San Marcos y San Pedro, contemplando, absortos, la cantidad de casas agrietadas o con algún pedazo de pared en el suelo, otras derrumbadas. Oyendo las noticias escuchábamos que de las tres carreteras que nos conducen al Quetzal, dos estaban intransitables por derrumbes o grietas”.

“Nunca un viaje se me ha hecho tan largo. Al llegar a casa, después de tres horas de viaje, al ver la iglesia y la casa la sorpresa fue mayor: paredes resquebrajadas, agujeros por todas partes, columnas colapsadas o al borde del colapso, un trozo de escalera en el suelo, puertas bloqueadas, muebles por tierra… Lo mismo en la Iglesia, reconstruida hace dos años. Ambos edificios se comunican y ambos quedaron inservibles. El consultorio, la farmacia, el laboratorio han quedado destrozados”.

Gracias al apoyo de varias personas pudieron rescatar prácticamente todo el material y equipos de la clínica, así como la mayor parte de las cosas de la iglesia y de la casa. Y cuenta con tristeza cómo “la casa y la iglesia, dos edificios significativos para el pueblo construidos a finales de la década de los 60 por un sacerdote canadiense, el padre Laurent Gagnon, serán demolidos en los próximos días”.

“En el pueblo hay varias casas con grietas, paredes derrumbadas o pisos hundidos, cuyas familias están albergadas en el salón municipal. Otras aldeas del Municipio están en peor situación, muchas casas han quedado colgadas en el barranco, muertos y personas sepultadas bajo los escombros. Entre los familiares del alcalde del pueblo murieron diez miembros de una misma familia. Se habla de un total de 42 muertos hasta el momento, 22 desaparecidos y cientos de casas destruidas”.

OMPress - Servicio Misionero de Noticias - España (12/11/2012)

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